lunes, 7 de enero de 2013

Cata de Navideñas - La Crónica (II)

Casi se me pasa la Navidad, pero ya está aquí la Crónica de la Cata de Navideñas con la Asociación Cultural Ágora (Segunda Parte).

Tras una pausa que unos aprovecharon para salir a fumar (a pesar de mis consejos) y otros para ponerse al día con los polvorones, retomamos la cata con otro clásico, St. Bernardus Christmas Ale de 10%, con la que surgió el recurrente tema de las Trapenses, ya que como casi todos sabéis, esta casa elaboró durante años la famosa Westvleteren bajo licencia hasta la creación en 1992 del sello "Authentic Trappist Product" cuando los monjes volvieron a fabricarla. 

Se supone que St. Bernardus continúa con la receta original, por lo que deberían ser básicamente las mismas cervezas, aunque la realidad es que son muy distintas. Esta Christmas Ale es, junto con la Abt 12, lo mejor de la casa, aunque debo reconocer que fue la menos valorada de esta cata de navidad, a pesar de su indudable complejidad (o debido a ello), su aroma y sabor a especias como el clavo, ciruelas pasas o azúcar moreno. No obstante hay que remarcar que este tipo de cervezas ganan mucho con el tiempo, por lo que las próximas navidades será muy distinta y probablemente mejor.



Sin salir de Bélgica subimos un par de grados más hasta los 12% de la Bush Noel, elaborada desde 1991 por la familia Dubuison que llevan en esto ocho generaciones, desde que en 1769 fundan una granja con cervecería para abastecer a los trabajadores y los aldeanos de la zona. En 1931 deciden abandonar la agricultura y dedicarse exclusivamente a la cerveza.

Esta oscura y dulzona Bush Noel no puede ocultar el azucar añadido en su receta ni su graduación alcohólica. Su aroma y sabor recuerdan a caramelo, bayas, uvas o licor. A diferencia de otras cervezas invernales, ésta no lleva especias, lo cual no significa que no podamos encontrarle aromas que nos las recuerden. 


Una cerveza fantástica que hubiera cumplido perfectamente el papel de cierre de cata.

Pero ese honor le quedaba reservado a la Samichlaus, la guinda final. Una cerveza mítica, que con sus 14% fue durante mucho tiempo una de las más alcohólicas del mundo, rebosante de matices que nos recuerdan a otras bebidas como el ron o el jerez, por su dulce calidez y sus toques a uvas y ciruelas pasas, caramelo, miel, galletas y muchas cosas más.

Samichlaus es como llaman a "Santa Claus" en la variedad de alemán que se habla en Suiza, esto es así porque originalmente se elaboraba en Zurich, pero en 1997 Hurliman, la cervecera que la fabricaba desde 1979, cerró sus puertas y con ella desapareció la Samichlaus.

Afortunadamente, la cervecería del Castillo de Eggenberg en Austria, con la ayuda de antiguos cerveceros de Hurliman la resucitaron en el 2000, recuperando también la tradición de elaborarla cada 6 de diciembre (día de San Nicolás) para ser consumida el siguiente invierno. La Samichlaus gana mucho con el tiempo, y si somos capaces de esperar 2 o 3 años podremos disfrutar de una cerveza muy distinta y tendremos la posibilidad de compararla con otra más joven.

Y con esta maravilla llegamos al final del tercer Taller de Cata de Cerveza de la Asociación Cultural Ágora, una asociación dedicada al intercambio cultural en el que la cerveza ha ocupado un papel a la altura de la Astronomía, el Ajedrez, la Fotografía, el Lenguaje de Signos o cualquier otra manifestación cultural, demostrando que es mucho más que un refresco y que detrás de ella hay todo un mundo por descubrir.


2 comentarios:

  1. Enhorabuena por la cata y estupenda conclusión del post. Me has dejado con una gran y sana envidia por haber tenido esa oportunidad de ensalzar nuestra querida espumosa en un espacio que tiene pinta de ser tan interesante. Felicidades Álvaro y feliz año nuevo!

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    1. Muchas gracias Pau!, ya sabes que en este mundo no somos muy numerosos pero estamos por todas partes y no paramos de predicar, jejeje

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